Miembro del Equipo de Capataces
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A tí, José
Cuantos nos miramos en ti para intentar llegar, al menos, a ser la mitad de bueno que tú en alguna de tus dos grandes facetas, la de Padre, y la de Trabajador.
Y si todo eso fuera poco, además, eres el Patrón de un pueblo, de una Isla a la que libraste de una plaga que amenazaba a sus gentes, y tú, como buen Padre, José, los protegiste del mal.
Son miles las oraciones que te he rezado, miles las veces que he ido a visitarte, pero nunca, nunca, te he escrito nada, necio de mi.
Pues hoy, después de que mis últimas palabras fueran dirigidas a una madre de Esperanza tan isleña y tan castiza como tú, te escribo esta carta a ti, José. Esta carta es para ti, Padre, esta carta es para ti, Obrero, y esta carta es para ti, Patrón de los cañaíllas, que tantas veces ha escuchado mis lamentos y mis gracias.
Aún recuerdo el como entraste en mi vida, muy poquito a poco, sin dejarte notar, tan calladamente como hiciste en tus días de vida, pero siempre presente, siempre ayudando y siempre escuchando todo lo que ese chiquillo de gran estatura te decía a los pies de tu camarín.
Cuantos isleños como yo habrán sentido lo mismo al contarte sus vidas, cuantos cristianos como yo te habrán tomado el mismo ejemplo que te tomo todos los día de mi vida, José.
Que grandeza la tuya, José, que grandeza.
Y ahora José, desde esta humilde y sentida carta quiero darte las gracias por lo bien que me has cuidado y ayudado durante mi vida.
Te doy gracias por haberme dado unos padres que sin duda, pueden sentirse orgullosos de poder llegarte a la suela de tus sandalias, porque, como tú, han ejercido de padres y han trabajado lo que no hay en los escritos.
Te doy las gracias por haberme dado una familia que es tan digna como lo fue la tuya, José, y viendo los tiempos que corren, me puedo sentir afortunadísimo.
Te doy las gracias, mil gracias, José, porque entorno a ti se reuniera en su día un grupo de chavales con la intención de darte culto. Ellos, como tú, han dado buena muestra de que con tesón, trabajo, esfuerzo y humildad se pueden llegar a conseguir todos los frutos. Y que fruto, José, que maravilla de hermandad y que alegría para los isleños el que vuelvas a aparecer de esa manera en sus vidas.
Y como no, te doy las gracias por poder ser parte de una cuadrilla de hermanos, que más que una cuadrilla es una familia unida entorno a tu figura, José. Que te quieren ellos, como te miman, como te cuidan, como se esfuerzan día tras día para poder pasearte por tú Isla. Como en las buenas familias, hay de todo, pero como también decimos en el Sur, cá uno es cá uno, y vivan los cá uno que forman tú bendita cuadrilla.
Gracias, gracias y gracias, José, gracias por todo esto que siempre te digo y hoy te escribo, y gracias por otras tantas cosas que a buen seguro me dejo en el tintero, pero, son tantas cosas que decirte, que me puede llevar aquí hasta el 1 de Mayo.
Así que, el sábado nos vemos donde siempre, José, el sábado se repetirá de nuevo la cita, tú en los altares, y yo postrado a tus pies, Padre.
http://cofrade86.blogspot.com/
- Andrés Gacio González -
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